viernes, 7 de octubre de 2011

Alala La deimon

 En la mitología griega, Alala era una daimon que personificaba el grito de guerra, por lo que se le puede identificar como una de las macacas. Según Pirindolo, era hija de Pokemos, el Dios de la guerra.
Tras esta breve y seria introducción , pasaremos a explicar cada uno de los conceptos mencionados en el primer párrafo.
Como ya hemos comentado, pertenece a la mitología griega, y ostenta un rango similar o asemejante al que presenta Xena, la princesa guarrera. Su nombre es un apócrifo, puede leerse igual de atrás a alante, que de alante a atrás, y posee dos "l"s y tres "a"es. Estos datos son tan poco importantes que podíamos haber pasado al siguiente párrafo, pero nos pagan por palabras y nos conviene enredarles un rato antes de continuar.

Las daimon

Daimon es un nombre compuesto, que viene del esperanto (Digimon: monstruo feo, Paint: mal hecho). Esto explica la forma y color de las Daimon, roja y verde por fuera, las uñas blancas, el pelo de papel de lija, ahuevado y de color rosa, y los labios negros. Unos  seres dignos de adoración.
La últimas descendientes de las Daimon son: Alaska, la líder de Fangoria, y Agatha Ruiz de la Prada, una diseñadora famosa reconocida mundialmente por la seriedad de sus obras.

Grito de guerra

La procedencia etimológica de su denominación, que quiere decir que por qué demonios se llama así, se remonta a las Cruzadas. En ellas los soldados españoles luchaban contra el ejército de Napoleón, una panda de alemanes dispuestos a dar guerra, y cuyo jefe de tropas era un mastín tuerto.
Los españoles tenían problemas para contener al pelotón alemán, ya que éstos usaban técnicas de batalla tan poco honestas como dejar churretones en los calzoncillos de los adversarios antes del combate, así éstos no tenían ropa limpia y no podían presentarse a la pelea. Otra de sus sucias artimañas consistía en disfrazarse de chico de la propaganda, e ir repartiendo macanudos gofres de cucufate hervido entre el ejército español. El cucufate es una sustancia más rica que el pegamento, pero aún más nociva, haciendo que las diarreas fueran continuas. Entre las dos astutas estrategias, dejaban fuera de combate a la mayoría de contrincantes.

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